El códice está formado por un conjunto de hojas rectangulares de pergamino, de papiro o de papel que se pliegan formando cuadernillos para escribir sobre ellos, los cuales se protegen mediante la encuadernación.
Los antecedentes a los primeros códices y pergaminos los encontramos en los papiros egipcios, y en las tablitas enceradas de escritura que utilizaban los romanos. Los hojas de pergamino, provienen de la ciudad Pérgamo, lugar de producción de pergaminos y que se especializó en su fabricación. El papiro y el pergamino convivieron durante bastantes años.
En los rollos de papiro se copiaban los libros que fabricaban los talleres romanos, así como los documentos de archivo y las cartas, mientras que el pergamino de mejor conservación, se reservaba para obras de buena factura o pequeñas composiciones literarias.
Durante los siglos I y V d.C convivieron las dos formas de libro (el rollo y el códice), pero a partir del siglo IV los cristianos adoptarán el códice de pergamino para transmitir su nueva literatura religiosa, siendo ésta otra de las causas que explican el éxito del códice de pergamino frente al tradicional rollo de papiro.
Durante la Edad Media, la forma de libro por excelencia fue la del códice de pergamino o de papel y tras la invención de la imprenta en el siglo XV se siguió utilizando hasta la aparición de los libros electrónicos en la era digital.
Privilegio real de Rey Don Sancho IV de Castilla. Pergamino real medieval miniado del siglo XIII y el más antiguo conservado que posee el Archivo Municipal de Guadalajara (1285)
Los pequeños alumnos del Estudio, relanzan sus diseños personalizados de pergaminos y códices de estilo medieval:
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