El gran sentimiento de religiosidad que impera en la Edad Media en Europa hace florecer un arte que nace desde dentro del alma, pura expresividad. En los talleres de bellas artes de Elena Garzía Estudio, los alumnos más pequeños realizan bellas interpretaciones de la hermosa obra de estilo gótico que se encuentra en el Museo del Prado.
La Virgen de Tobed con el futuro Enrique II de Castilla, su mujer Juana Manuel y sus hijos o, abreviadamente, la Virgen de Tobed, es un temple sobre tabla, datada hacia 1359-1362, procede del presbiterrio de la Iglesia de Santa María de Tobed, de Zaragoza. Actualmente en el Museo del Prado (donación Várez Fisa).
En relación con la iconografía del panel central del retablo del altar mayor, se representa a María ante un fondo de oro como Virgen de la leche -Madonna lactans- amamantando a su Hijo sentado sobre su regazo, al que sostiene con ambas manos. El Niño tiene el seno de la Virgen en su boca y lo sujeta con su mano izquierda. La forma en la que gira su rostro hacia el espectador y su actitud pensativa, igual que la de la Virgen, anticipan ya en los días felices de la infancia el dolor que ha de experimentar Jesús. Como Virgen de la humildad, María está sentada en el suelo, sobre un cojín bordado con hojas y con una cinta de borlas rodeando su perímetro. Lleva un manto bordado con pájaros enfrentados -un motivo que se repite en otras obras realizadas en el taller de los Serra- cuyo tono áureo debía contrastar en origen con el color azul ultramar de la tela, ahora ennegrecido por la oxidación de los pigmentos.
A derecha e izquierda el pintor representó cuatro ángeles -dos a cada lado- adorando a la Virgen. El modo de traducirlos y de destacar sus volúmenes, e incluso la variedad que les otorga -el que está arriba a la derecha deja ver sólo el perfil de su rostro-, evidencian un acentuado sentido plástico y un carácter monumental que evocan de algún modo el arte italianizante del taller de Jaume Ferrer Bassa (act. 1324-48) y de su hijo Arnau Bassa (doc. 1345-48) -fallecidos ambos por la peste negra-, que fueron quienes importaron desde Italia este tipo de madona con Niño y ángeles. A los pies de María, a menor escala, de rodillas, con las manos juntas en actitud de oración y coronados aparecen los donantes Enrique II de Castilla y Juana Manuel con dos de sus hijos: el futuro rey Juan I de Castilla (1358-1390) y una de sus dos hijas, Juana o Leonor. Esta Virgen de la humildad es, sin duda, la mejor pintura y la de mayor calidad de todas las que se hicieron para los tres retablos de Tobed, pero aún así su importancia no reside sólo en su elevada calidad estética. La incorporación de los donantes la convierten en un documento histórico de un momento clave de la historia de las coronas de Castilla y Aragón, inmersas primero en la llamada Guerra de los dos Pedros (1356-65), que enfrentó a Pedro I el Cruel (1334-1379) y Pedro IV el Ceremonioso (1319-1387) y después en una guerra civil (1366-69) entre Enrique de Trastámara y Pedro I el Cruel (Texto extractado de Silva, P.: Donación Várez Fisa, Museo Nacional del Prado, 2013, p. 16).
No hay comentarios:
Publicar un comentario