Seguimos con la temática del arte clásico en la antigüedad, y por ello se hace imprescindible abordar la elaboración de los mosaicos.
Un mosaico es una obra pictórica elaborada con pequeñas piezas de piedra, cerámica, vidrio u otros materiales similares de diversas formas y colores, llamadas teselas, unidas mediante morteros para formar composiciones decorativas geométricas o figurativas.
La técnica del mosaico proviene de un perfeccionamiento del primitivo pavimento que se hacía con guijarros y se denominaba con el término griego de lithostrotos ("preparado con piedras"). En el mundo europeo fue muy frecuente y desde muy temprano (desde fines del siglo V a. C.) el pavimento compuesto por guijas de río (piedrecillas pequeñas que se encuentran en las orillas) de tamaños y de colores distintos. Con estas guijas se hacían dibujos sencillos de temas geométricos.
En la antigüedad clásica llegó a ser un producto muy elaborado y de gran lujo con la cultura helenística, en que se empezaron a realizar obras más complicadas con temas complejos y episodios de la vida cotidiana y de la mitología. El arte del mosaico adquiere su difusión en época del Imperio romano.
Los niños van a realizar sus mosaicos de "opus teselatum", esto es, compuestos por pequeñas teselas o piedras de diferentes colores.
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