jueves, 17 de julio de 2014

La cabeza de Juan el Bautista

Recientemente he tenido que restaurar una antigua talla en madera de la cabeza de un hombre decapitado que se encontraba en mal estado de conservación, puesto que estaba completamente repintada camuflando su policromía original. Cada vez que se tiene una obra para restaurar, lo primero es estudiarla en sus múltiples aspectos y documentarla, resulta pues una fascinante labor de investigación tanto de la obra en si, sus patologías, diagnósticos y tratamientos como en lo que representa:


(Restauración de la talla de La cabeza de San Juan el Bautista)

Expresado así, el tema de la obra resulta muy fuerte y arduo, no? pero el caso es que es un tema bíblico que se ha utilizado con gran recurrencia a lo largo de la historia del arte, y grandes artistas lo han plasmado para realizar bellas obras de arte, como Tiziano, Caravaggio, etc.


(Salomé, de Tiziano)

Según los evangelios, Juan el Bautista reprobaba el matrimonio de Herodes y Herodias por ser ésta una mujer divorciada, lo cual no era lícito para la ley judía. A causa de esto, Herodes Antipas mandó a encerrar al profeta en un calabozo, pero no le mataba por temor a las protestas del pueblo. El día del cumpleaños de Herodes, sin embargo, en medio de una fiesta con los principales de Galilea presentes, Salomé realizó una danza para él, la cual agradó tanto al rey que éste le permitió, bajo juramento, que le pidiese como regalo lo que quisiera. Aconsejada por su madre, Salomé pidió la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja de plata. Como había dado su palabra, Herodes Antipas lo mandó decapitar, y un guardia se encargó de entregarle la cabeza a Salomé como la había pedido, que a su vez la entregó a su madre.

En cuanto  a las diferentes interpretaciones de obras artísticas con esta temática, tengo que destacar entre mis favoritas la obra del simbolista Gustave Moreau, por la belleza de la representación de Salomé y la aparición de la cabeza de Juan el Bautista levitando en el centro de la obra entre una escenografía de siluetas arquitectónicas.
El mundo de Moreau está poblado de adolescentes andróginos y mujeres fascinantes y perversas como la Salomé de su cuadro La aparición. Muestra también una cierta predilección por lo monstruoso. Es patente su interés por lo oriental tanto en la elección de los temas como en la ambientación decadente de sus cuadros

(La aparición, de Gustave Moreau)





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